Además, otros elementos como la temperatura ambiental, cambios en las superficies de entrenamiento, el estado emocional, la alimentación y el peso corporal también pueden influir en la propensión a sufrir distensiones musculares.
Tratamiento de la distensión de ligamentos
En caso de experimentar una distensión de músculos, es crucial abordarla adecuadamente desde el principio para favorecer una recuperación efectiva, por lo que, durante las primeras 72 horas, se recomienda seguir el método RICE: reposo, aplicación de hielo, compresión y elevación.
Este enfoque ayuda a reducir la inflamación y las molestias. Por otro lado, en fases posteriores, se pueden incorporar diversas estrategias, como el entrenamiento en piscina, estiramientos controlados, ejercicios isométricos, potenciación isotónica y ejercicios funcionales.
Claramente, los ejercicios o estrategias que se apliquen dependerán de dónde ha ocurrido la distensión, puesto que, como es lógico, no es lo mismo una distensión inguinal que una distensión de gemelo. Por tanto, es fundamental adaptar el tratamiento a la fase específica de la lesión y a la ubicación de la misma para lograr una recuperación completa.
¿Cómo prevenirla?
La prevención juega un papel clave en la gestión de cualquier distensión muscular. Ignorar esto podría derivar en que se convierta en una lesión frecuente, lo cual podría ser un verdadero problema debido a todas sus consecuencias. Por ello, a continuación, se proporcionan algunas pautas para minimizar el riesgo de sufrir este tipo de lesiones:
Calentamiento adecuado
Antes de realizar cualquier actividad física, es esencial realizar un calentamiento apropiado, dado que esto prepara los músculos para la actividad y aumenta su flexibilidad.
Fortalecimiento y flexibilidad
Mantener los músculos fuertes y flexibles es fundamental, ya que los músculos débiles son precisamente los más propensos a las distensiones. Por esto, es muy recomendable incorporar ejercicios de fortalecimiento y estiramientos regularmente.
Evitar sobreexigir los músculos
Esto implica no forzar la musculatura y escuchar al cuerpo durante el ejercicio, puesto que ambas son prácticas cruciales. De igual forma, evitar movimientos bruscos y cambios repentinos de dirección también contribuye a la prevención de la distensión de ligamentos.
Buena alimentación e hidratación
Una dieta equilibrada y una hidratación adecuada son elementos clave en la salud muscular, ya que nutrir el cuerpo adecuadamente facilita la función muscular y la recuperación.
